26 de noviembre de 2024

Rector PUCMM sobre retos de la educación superior: más allá de la tecnología está el ser humano

Reverendo padre doctor Secilio Espinal, rector Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.

Santo Domingo. El rector de esta Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), reverendo padre doctor Secilio Espinal, participó en la Cumbre QS de Educación Superior: América 2023, celebrada en el país, en la que destacó de la estrategia que viene agotando esta universidad para continuar siendo una academia de excelencia, en tiempos donde las tendencias de una educación 5.0 han transformado la adquisición del conocimiento.

Durante su intervención, explicó que mientras se analiza el futuro de la educación superior, es esencial recordar que más allá de la tecnología y la innovación, está el ser humano, con sus aspiraciones, sueños y potencial infinito. “La educación superior, en su forma más elevada, debe ser un instrumento para liberar ese potencial y forjar un mundo más justo, sostenible y humano.” destacó el rector Espinal.

A continuación, compartimos de manera íntegra este discurso:

Quisiéramos agradecer la oportunidad de participar en este prestigioso evento, en donde reflexionamos sobre las tendencias globales de la educación superior, cuyo futuro no es algo que está por venir; ya que la misma se está desarrollando frente a nosotros, a través de las disrupciones globales que genera día tras día la cuarta revolución industrial.

Al visualizar el sistema de educación superior en la República Dominicana debemos tomar en cuenta, las características que son propias de su entorno, esto hace que se deba asumir como punto de partida los indicadores que permiten medir el desempeño de la calidad educativa de las Instituciones en sus diferentes dimensiones. Para ello, es importante analizar las oportunidades de un modelo educativo que tiende a equipararse a los parámetros que rigen el contexto global del sistema.

Este enfoque nos permite identificar, en primer lugar, su concepción fundacional o modelo originario; y en segundo lugar, establecer sus puntos operativos más críticos en un ámbito que permita redefinir su naturaleza y quehacer, tanto en función de su razón de ser, en términos conceptuales y sociales, como de los principales desafíos prácticos que enfrenta en la actualidad.

En este sentido, hace unos meses, en la formulación del Plan Estratégico 2023-2028, los líderes de la universidad se plantearon la siguiente interrogante: ¿Cuáles son los principales retos de la educación superior en la actualidad? Surgieron ideas como:

  1. La Calidad Educativa
  2. La investigación e innovación
  3. Internacionalización y movilidad
  4. Digitalización y tecnología
  5. Responsabilidad social (temas medioambientales y sociales)
  6. Vinculación con el medio (industria y sociedad)
  7. Otros no menos importantes fueron: formación y promoción docente, bienestar de los estudiantes, pertinencia de la oferta, la accesibilidad e inclusión (realidades válidas para todo el sistema).

Es relevante la variedad de enfoques de donde emana la riqueza y el fortalecimiento de un liderazgo visionario, asertivo y transformador con adecuados referentes éticos, pues las universidades deben ser ese ente de transformación social (como lo plantea la conferencia de la UNESCO, 2022), pero también, esa conciencia vital de este mundo en constante cambio y búsqueda de referentes que ayuden a reducir brechas sociales, educativas, tecnológicas y económicas.

La educación debe fomentar el pensamiento crítico, la reflexión entre lo falso y verdadero para no caer en el relativismo o la indiferencia; tal como lo destaca Michael Sandel -Profesor de la Universidad de Harvard: “El peligro no es que sea difícil distinguir lo real de lo falso, sino que esa distinción deje de importarnos”.

Volviendo a la interrogante planteada, reflexionamos sobre dos de los temas mencionados y que forman parte del mapa de la planificación estratégica de la universidad: 1- La “Transformación Digital” (de manera transversal y 2- la “Formación Transformadora e Integral” como eje estratégico. 

A través de iniciativas innovadoras, la universidad ha buscado integrar tecnologías emergentes en el currículo, fortalecer la investigación y promover una cultura de aprendizaje continuo. En primer lugar, desde la premisa de la transformación digital, proyecto que está en desarrollo en convenio con el (IFC) International Finance Corporation del Banco Mundial, que nos coloca de manera proactiva ante el tema de la educación 5.0.

¿Qué nos plantea esta visión?

La forma en que la automatización, la inteligencia artificial, el Internet de las cosas y la biotecnología están reconfigurando nuestro mundo. Estos cambios ofrecen oportunidades sin precedentes en toda la parte sustantiva de la universidad.

Las tendencias emergentes en la educación 5.0 marcan un claro desplazamiento desde la adquisición pasiva de conocimientos hacia la co-creación de valor y soluciones para desafíos reales. En esta pedagogía futurista, los estudiantes no son meros receptores, sino co-creadores activos, utilizando herramientas de alta tecnología, inteligencia artificial y análisis de big data para idear soluciones a problemas complejos. La integración de realidades mixtas, aprendizaje automático y metodologías interdisciplinarias propone un paradigma educativo que va más allá de las aulas tradicionales.

El rol de las tecnologías y el acceso a la información es casi ilimitado, pero la habilidad de discernir, interpretar y aplicar esa información es más crucial que nunca para que sea un medio y no un fin en si mismo.

En segundo lugar, hoy se plantea el gran reto de la educación con un enfoque humanístico, en este sentido, traemos a colación la teoría de la alteridad del filósofo Enmanuel Lévinas, donde considera que: “el encuentro con el Otro es, de entrada, una responsabilidad mía para con Él”. Ser un yo significa no poder sustraerme a la responsabilidad. La unicidad del yo, es que nadie puede responder en mi lugar. Por tanto, tenemos una gran responsabilidad con el otro, independientemente de su correspondencia que emana de la bondad y que en consecuencia nos permite la libertad.  

Además, está el reto de la educación con un enfoque humanístico, el cual busca que la persona pueda desarrollarse de manera holística, donde esas preguntas existenciales, elementales y con profundo sentido filosófico encuentren asidero y no estén ausentes, sino que sean el fundamento de toda una propuesta pedagógica que pone en el centro al ser humano con su propia cultura, identidad, historia, pensamiento, idiosincrasia, en fin, con su propia realidad.

Para una mejor comprensión, se destacan los principales aspectos de la formación integral y que constituyen parte esencial de esta gestión institucional:

  1. Formación académica de calidad y excelencia en las diferentes áreas del saber con el objetivo de lograr una base sólida en todas las disciplinas para fomentar el pensamiento crítico y corresponder de manera pertinente a la resolución de los problemas más relevantes de la sociedad. Sócrates, que dice: “No puedo enseñar nada a nadie, solo les puedo hacer pensar”.
  2. Desarrollo personal y vocacional, el conocimiento de sí mismo, de sus valores y creencias es determinante para el desarrollo de una sólida identidad. Promueve el bienestar general con la salud física y mental. Sócrates: “Conócete a ti mismo”.
  3. Habilidades sociales, educar para la convivencia efectiva con los demás en una sociedad plural donde se requiere el respeto y la tolerancia, así como la comunicación, empatía, resolución de conflictos.
  4. Formación en valores como referentes de principios éticos que guíen el comportamiento humano y profesional.
  5. Promoción de la cultura y las artes enrique la experiencia humana y la creatividad en todas las expresiones personales.
  6. Desarrollo de la vida espiritual como medio de reflexión y discernimiento sobre el sentido y propósito de la vida.
  7. Educación para la vida y a lo largo de la vida. Decía la Madre Teresa de Calcuta “Pasamos mucho tiempo para ganarnos la vida, pero no el suficiente para vivirla”; precisamente de eso se trata, que se eduque para vivir la vida con esperanza, confianza, alegría, felicidad, respeto, honestidad, verdad y justicia. Esto es educar para cambiar vidas y transformar la sociedad con el firme propósito de lograr un mundo mejor, favoreciendo políticas de inclusión y accesibilidad valorando la educación como un derecho humano.

Les comparto una experiencia, en el año l 2019 en una visita a Finlandia para conocer el sistema educativo, para ser más exacto a la ciudad de Tampere con una delegación del Ministerio de Educación Superior del país; en aquellos años como hoy, Finlandia estaba a la vanguardia de la prueba PISA y la Universidad de Helsinki está clasificada entre las mejores del mundo; uno de los miembros de la delegación le preguntó a las autoridades educativas finlandesas lo siguiente ¿Cómo se siente ser los primeros en la prueba PISA y tener su universidad en los primeros 10 lugares del ranking? Les confieso que no esperaba la respuesta y la dieron sin inmutarse ni emocionarse, “nuestra meta y propósito es hacer las cosas bien”.

A lo mejor ese sea también un imperativo ético para todos ante los grandes retos y desafíos, a sabiendas que lo tangible puede medirse, pero lo intangible no es tan fácil, y no por ello deja de ser trascendente y determinante en el éxito del sistema educativo y de la sociedad cumpliendo la misión institucional.

En este contexto dinámico, mientras miramos hacia el futuro de la educación superior, es esencial recordar que, más allá de la tecnología y la innovación, está el ser humano, con sus aspiraciones, sueños y potencial infinito. La educación superior, en su forma más elevada, debe ser un instrumento para liberar ese potencial y forjar un mundo más justo, sostenible y humano.

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