El Covid-19 rompió la rutina laboral y dio impulso al trabajo remoto
Santo Domingo. Sin planificación ni regulación, el nuevo coronavirus llevó las oficinas de miles de empresas dominicanas a los hogares de los trabajadores, sin saber cómo iba a funcionar.
Todo comenzó a partir del 18 de marzo, cuando el Ministerio de Trabajo emitió la resolución 007-2020, que instruyó a los empleadores cuyos establecimientos estaban abiertos a establecer jornadas flexibles e implementar el trabajo a distancia.
Previo, el Gobierno había adelantado esta nueva modalidad de trabajo, aunque el anunció tomó de sorpresa a varias empresas, otras estaban listas para esa batalla.
De hecho, el 64% de 200 empresas como bancos, industrias alimentarias y empresas de servicios al nivel nacional implementaron el Teletrabajo, indica una encuesta realizada del 1 al 15 de mayo por la página de empleo Buskeros.com.
Ese proceso puso al desnudo la necesidad de actualizar el Código de Trabajo y la cultura laboral.
Adecuación
En el caso de los empleados, aunque estuvieran capacitados para manejar las tecnologías, algunos carecían de esa cultura laboral. Tampoco sus hogares estaban en condiciones para el teletrabajo.
Tal es el caso de Thelma Medida, empleada de una empresa de telecomunicaciones, quien cuenta que durante el confinamiento el mayor reto fue que su familia entendiera que estaba en la casa, pero debía cumplir con un horario de trabajo.
“En varias ocasiones mi familia me cuestionaba porque trabajaba hasta fuera de horario”, puntualizó Medina.
Una situación similar pasaba Ely Martínez, empleada de un call center, la cual cuenta que las primeras semanas de confinamiento y trabajo en el hogar fue de concientización familiar, tanto para la aceptación y adaptación, pues al no poseer una oficina propia trabaja con cierta incomodidad. “La falta de equipos en el hogar para trabajar cómoda me provocaban molestias en los pies y en el cuello, ”, puntualizó.
Compromisos
Esta nueva modalidad de trabajo, requirió el traslado de compromisos del empleador al empleado, quien ha visto un aumento en el uso de energía y de datos (Internet). Los más activos fueron los empleados de las áreas de informática, quienes se vieron obligados a brindar asistencia a los trabajadores para que pudieran usar diversas plataformas para el teletrabajo.
Juan Matos, CEO y Fundador de Volarit, vicepresidente de la Internet Society en República Dominicana, indicó que a pesar de que muchas empresas probablemente estaban listas para el teletrabajo e incluso muchas otras han utilizado esta modalidad desde hace años, otras tantas, probablemente la mayoría, no se encontraban preparadas tecnológica ni organizacionalmente para implementar esa modalidad de trabajo.
Señaló que en ese proceso de prueba se hizo necesaria la implementación de VPNs, el cual posibilita que los empleados tengan acceso a servicio telefónico; haciendo uso de telefonía IP podrían recibir y hacer llamadas como si se encontraran dentro de la empresa.
También fue necesario el soporte técnico para los empleados que estaban desde casa. “A muchos empleados se les tuvo que orientar sobre el uso de Microsoft Team, Trello, Zoom, Slack, G SUITE de Google y Workplace de Facebook”, indicó Matos.
De su lado, Chris Corcino, presidente de la compañía Intellisys, señaló que el teletrabajo ofreció flexibilidad y libertad. Empero, llevó a enfrentarse al desafío de conciliar la vida laboral y la familiar.
El trabajo remoto impulsó un cambio de cultura laboral en la que prevalece la confianza en el empleado y el buen uso de la tecnología”, indicó Corcino.
Retos regulatorios
El Covid-19 pusó al desnudo la necesidad de actualizar el Código de Trabajo dominicano. En ese sentido, Juan Ramón Ventura, director del Sistema de Inspección del Ministerio de Trabajo, señaló que era una necesidad evidente antes de la pandemia, pero esta la reafirmó.
Mientras, Rafael -Pepe- Abreu, presidente de la Confederación Nacional de la Unidad Sindical, expresó que el tema regulatorio debe ser dejado para después de superada la crisis de la pandemia, pero que esa modalidad de empleo es contradictorio con los compromisos de los empleadores, ya que los empleados no tienen horario de trabajo y deben asumir los costos energéticos y de Internet.
Gastos asumidos
Esta modalidad asumida registró un aumento significativo de la demanda de Internet, tanto fijo como móvil, lo que generó un frecuente congestionamiento, y a veces el colapso de redes y plataformas de streaming a nivel mundial; y República Dominicana no fue la excepción.
Para abril las dos principales compañías proveedoras de servicios de telecomunicaciones, Altice y Claro, que manejan casi el 94% de las cuentas de Internet del país, experimentaron un incremento de entre 40% y el 67% en el consumo de este servicio de parte de sus clientes desde que inició la cuarentena.
En el caso de Claro, que posee el 56.8% de 8 millones 202 mil 485 cuentas de Internet, vio un aumento de 40% en la demanda de datos y el tráfico de sus redes desde el inicio del confinamiento dictado por el gobierno (a mediados de marzo).
A Altice no le ha ido diferente. Las variaciones en el tráfico fijo de Internet de sus clientes subió 29,40% en febrero, 49,73% en marzo y 52,09% en abril.
Trabajo y red
88% Empresas teletrabajo .
Dijo se benefició al realizar esta modalidad de trabajo, según encuesta Buskeros.com.
Asistencia de técnico
La consultora Marsh Franco Acra indicó en un estudio que las empresas deben mantener vigilante esta modalidad ya que se exponen a la fuga de información, alteración de datos y acceso no autorizado.
Pandemia impone nuevos procesos
El mercado laboral en la nueva normalidad requiere un rediseño, ya que la pandemia demostró que mucho trabajos necesitarán nuevos procesos, indicó Rolando M. Guzmán, economista y rector del Instituto Tecnológico de Santo Domingo.
Sostuvo que una reforma compresiva permitirá que el país salga fortalecido de esta crisis .
Los empleados cuando regresen a sus antiguos trabajos encontrarán una nueva forma de ejercer sus funciones”, señaló Gúzmán durante el encuentro virtual Políticas fiscales y monetarias en tiempos de COVID-19.