21 de noviembre de 2024

La Batalla por Santiago: 30 de marzo 1844

El eje de avance norte del ejército haitiano liderado por el general Pierrot entró al territorio del naciente Estado dominicano, por el camino de Dajabón. Esta división, avanzó hacía la ciudad de Santiago casi sin contratiempos, donde el esfuerzo ofensivo haitiano fue derrotado, por las milicias dominicanas parapetadas tras los fuertes: Dios, Patria y Libertad. Líneas de fuertes que defendían Santiago por la parte oeste.


La división norte comandada por el general Pierrot, estaba integrada por casi diez mil hombres, que tenían por objetivo ocupar la ciudad de Santiago y con ésta, toda la Región del Cibao, para luego converger, con las divisiones integrantes del eje de avance sur, comandadas por el presidente Hérald y el general Souffrand, frente a la ciudad de Santo Domingo.


En su avance hacía Santiago, la división norte fue hostigada en Talanquera por las vanguardias dominicanas comandadas por el general Francisco Salcedo, logrando este ataque, retrasar el esfuerzo ofensivo haitiano. Tras el despliegue dominicano en Talanquera, el eje de avance del norte, llegó a las inmediaciones de Santiago. Dividiendo Pierrot el esfuerzo de guerra haitiano, en dos flancos de ataque. El flanco izquierdo, comandado por el general S.t Louis, quien había posicionado su columna “…en el noroeste en Gurabito, a orillas del río Gurabo1”. El flanco derecho, a las órdenes del general Pierrot, que acampó en la Otra Banda, en el suroeste de la Ciudad de Santiago.


El dispositivo defensivo dominicano, fue organizado por el general, improvisado, José María Imbert. Francisco E. Beras haciendo referencias al liderazgo militar de Imbert, nos dice que los santiagueros “…atinaron al seleccionar al mejor hombre para enardecerlos y hacerles vomitar, con odio, la granizada mortífera de la metralla”.

Por ende, este general de ascendencia francesa y con experiencia en combate, ordenó construir trincheras pozos de tirador y acondicionó los fuertes defensivos del oeste de la ciudad, dotándolos de piezas de artillería, tiradores e infantería armada de machetes.

Estos tres fuertes, fueron construidos en 1764, a instancias del alcalde mayor de la villa de Santiago, Andrés de la Torra, por el ingeniero militar capitán Juan B. Ruguero; para defender Santiago de las incursiones de los franceses.

Siendo bautizados, tras la proclamación de la independencia, con los nombres de Dios, Patria y Libertad.
Volviendo a la preparación del dispositivo de defensa dominicano, Imbert ordenó al coronel Eugenio Pelletier encabezar quinientos hombres, cuatrocientos de infantería y cien de la caballería de San Francisco de Macorís para tomar posiciones de avanzada. La Compañía de Sabana Iglesia, al mando de Fernando Valerio ocupó las inmediaciones del cementerio viejo.


A las 11:00 horas del 30 de marzo, el flanco derecho haitiano cruzó el Río Yaque, y avanzaba en formación de combate, precedidos por una unidad de caballería, hacía la Hoya para atacar de frente y de flanco al Fuerte Libertad, enclave más débil, del dispositivo de defensa dominicano.

Los soldados del flanco derecho haitiano atacaron en columnas cerradas siendo repelidos por la fusilería y por una carga de lanzas y machetes realizada por los refuerzos del Fuerte Patria, dejando, el flanco derecho haitiano, el campo sembrado de cadáveres. Por consiguiente, el ineficiente general Pierrot, decidió atacar nuevamente las defensas del Fuerte Libertad, sin corregir los errores cometidos en el primer ataque, manda nuevamente un ataque en filas cerradas, con apoyo de la caballería Tras acercarse el esfuerzo ofensivo haitiano a las defensas del Fuerte Libertad, estos reciben una lluvia de metralla provenientes de los fuertes: Patria y Libertad.

Entrando en combate los cañones de los fuertes mencionados cuya metralla diezmó a la caballería haitiana; fracasando nuevamente Pierrot en tomar dicho fuerte y al mismo tiempo, en destruir el dispositivo de defensa dominicano.

Pero, el ímpetu ofensivo del general Pierrot no escatimaba en bajas. Por ende, este decidió proyectar una tercera carga de infantería hacia las defensas del Fuerte Libertad, siendo nuevamente barridos por la metralla y fuego de fusilería.


Diezmado el flanco derecho haitiano, el general Pierrot dio la orden de unir las golpeadas fuerzas del flanco derecho, con la columna izquierda del general S.t Louis, para atacar unidos al Fuerte Dios, que cubría el flanco derecho dominicano.

El despliegue del flanco derecho hacia las posiciones del general S.t Louis, se hace en campo abierto, bajo el hostigamiento de la artillería de los tres fuertes mencionados.


Una vez reunidas y organizadas, las dos columnas atacaron en masa y en filas cerradas las defensas del Fuerte Dios, en un ataque furioso que amenazó con romper las defensas de dicha fortificación, siendo rechazado este ataque por las defensas dominicanas al pie de los cañones de dicho fuerte. Por último, el alto mando Haitiano decidió jugársela, en un ataque en filas compactas, tipo mazazo que embistió con furia, nuevamente las defensas del Fuerte Dios.

Pero la pieza de ocho pulgadas, el fuego de fusilería y la metralla proveniente de la artillería de los demás fuertes, abrieron claros dolorosos en las formación atacante, lo que fue aprovechado por la Compañía de Andulleros de Sabana Iglesia, que con una furiosa carga al machete desmoronó el esfuerzo ofensivo haitiano, sellando su derrota.


El parte de guerra del general Imbert, nos dice que: “el enemigo no dejó en el campo de batalla menos de seiscientos muertos y según el efecto que le produjo la metralla, el número de sus heridos han de ser mucho mayor, el camino que sigue en su retirada no es sino un vasto cementerio3”.


En conclusión, el éxito de las milicias dominicanas en Santiago estuvo cimentado en el liderazgo de José Ma. Imbert; en la efectividad del dispositivo de defensa; en el uso efectivo del arma artillera; y en la incapacidad del general Pierrot, que, a pesar de contar con un esfuerzo ofensivo que rondaba los diez mil hombres, no pudo romper un dispositivo defensivo conformado por milicianos que adolecían de un adiestramiento militar estricto.

Obras citadas
1) Matos González, Ramiro y José M. Soto Jiménez. Efemérides Militares de la Independencia. Ed. La Trinitaria. Santo Domingo. 2001.

2) Boletín del Archivo General de la Nación. No. 118-119. Año. XXIX-XXX. Artículo. Las batallas de marzo. Autor. Francisco Elpidio Beras.

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