Alto nivel informalidad y atraso de tecnología no deja competir agro
Santo Domingo. En la República Dominicana prevalece un alto nivel de informalidad, atraso tecnológico y trabajo artesanal que inhabilita a las agroempresas para competir de manera eficiente en los exigentes mercados formales.
Así opina un equipo técnico de especialistas de diferentes disciplinas contratados por el Consejo Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (Coniaf) para elaborar la Propuesta de Desarrollo Integral del Sector Agropecuario del país.
La reconversión productiva del sector agroalimentario representa la mejor opción para enfrentar exitosamente el proceso de apertura comercial, el cual plantea dos grandes retos:
-La competencia en el mercado local de nuestros productos con los importados a los que se les han dado preferencias arancelarias que los hacen más atractivos a los consumidores nacionales.
-El aprovechamiento del acceso a mercados externos con productos de calidad, con valor agregado y a precios competitivos.
Los recursos destinados a los procesos productivos deben diferenciarse: los que requieren las instituciones para dar apoyo a los procesos productivos (presupuestarios y de cooperación internacional técnica y financiera), y los que necesitan los productores para desarrollar los procesos productivos (crédito e inversión).
En América Latina se han dado diferentes experiencias de políticas públicas para la reconversión productiva, lo que indica que en la región hay conciencia sobre la necesidad de acciones orientadas hacia la modernización del sector agropecuario, según los investigadores del Coniaf, que preside Juan Chávez.
Indican que una gran cantidad de países socios y competidores están empujando y logran avances impresionantes en el procesamiento de productos agrícolas como una de las últimas fases de la cadena de la mayoría de sus productos, mejorando así su competitividad y su penetración y posicionamiento en el mercado.
Agregan los investigadores que a pesar de esa situación, permanece en el país un alto nivel de informalidad y baja capacidad de gestión empresarial.
Explican que la soberanía alimentaria es el derecho de todo país a decidir su propio sistema de producción, distribución y consumo y garantizar que sean nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles y producidos de forma sustentable.
Además, la seguridad alimentaria la definen como la garantía de que en todo momento las personas tengan acceso a suficientes alimentos inocuos y nutritivos, principalmente producidos en el país en condiciones de competitividad, de sostenibilidad y equidad para su consumo y utilización biológica les procure óptima nutrición, una vida sana y socialmente productiva.
Sostienen que esos conceptos se complementan tratando el tema de diferentes perspectivas.
La soberanía establece el derecho a decidir qué comer y cómo producir, la seguridad se enfoca en aspectos logísticos de disponibilidad, acceso y estabilidad de la producción y la oferta.
Retos globalización
La falta de una visión integral de las cadenas de valor y las debilidades en la implementación de un marco regulatorio para la producción interna y la comercialización internacional de productos conlleva a un alto nivel de informalidad. El Ministerio de Agricultura, junto a otras instituciones del Estado y la sociedad civil, forma parte de la Comisión Nacional de Negociaciones Comerciales, responsable de discutir los aspectos del agro con otros países.