Merengue sin corbatas, economía tanguera
Por Guillermo Caram
Cuando el presidente Abinader visitó Argentina prometió a su par lecciones de merengue. Ambos mandatarios se presentaron sin corbatas, como ahora demanda su par español para encarar crisis energética.
Mas allá de estas liviandades, ellos tienen en común un socialismo expresado populistamente en un Estado de gran tamaño, burocracia y subsidios, minimizando ahorro interno y maximizando endeudamientos.
La socialdemocracia nació aquí con la ASD, precursor del PRM, que al hibridarse con el PRD, adquirió matices populistas. En Argentina, derivó del justicialismo de Perón, al distorsionarlo su esposa Evita. El PSOE Español fundado en 1879 bajo filosofía marxista, si bien la abandonó en Congreso del 1979, sigue satisfaciéndose autoetiquetando su izquierdismo.
Similitudes ideológicas conducen a padecimientos económicos análogos: déficits, sobreendeudamiento e inflación. Superarlos, requiere correctivos que se tornan más dolorosos y costosos en la medida que demoran su adopción.
O al subsanarlos temporalmente con endeudamientos voraginosos. España tiene la ventaja de haberse sometido a los parámetros macroeconómicos y políticos de la UE que ha frenado la detonación de crisis.
República Dominicana ha tenido la fortuna de haber labrado estabilidad política ininterrumpida durante 56 años con alternabilidad partidaria y oposición social, hiperactiva y vigilante, en críticas y propuestas. Ha contado con el concurso de instancias de concertación, desafortunadamente desaparecidos o desapareciéndose. Y con la inoculación que proporcionan procesos políticos y revolucionarios accidentados y frustratorios, particularmente el vivido durante el primer quinquenio de los 60.
Una característica del tango es la improvisación al bailarlo, tanta que todo está permitido. Argentina ha reflejado esta característica en la economía, haciéndola tanguera, permisiva. Ha pospuesto correctivos, solventando desajustes con endeudamiento, acumulando inestabilidades sociopolíticas.
Hasta que los que llaman buitres empujaron negociaciones con FMI para corregir drásticamente, con traumáticas imposiciones, lo que pudo haberse corregido mediante medidas endógenas más soportables.
Le exigen congelar burocracia y revisar subsidios, imponiendo a los subsidiados resolicitarlos. Afortunadamente, se han dado cuenta que su economía solo mejorará con mayor producción, agropecuaria; para lo cual han creado un superministro en cuyas imágenes predomina la corbata.