26 de diciembre de 2024

Los extraños habitantes del lenguaje (III)

Escritor Virgilio López Azuán

Por Virgilio López Azuán

Fuego y movimiento

En la mitología, el dragón occidental escupe fuego y, en diferentes culturas, la capacidad de volar era asociada con los cometas que surcaban el espacio celeste. En cuanto a las llamadas especies actuales, algunos lagartos son considerados como cierto tipo de dragones.

En la realidad existe un escarabajo, el bombardero, que parece escupir fuego por la acumulación de hidroquinona y peróxido de hidrógeno en unas cámaras separadas localizadas en su abdomen.

El dragón mítico es un animal creado con la mezcla de partes de otros animales, que incluye la serpiente. Se presenta en el mito con algunas características, como los casos de aquellos que emiten fuego y otros no. Según las culturas a las cuales pertenecen, pueden estar dotados de otras características diferenciadoras. Veamos algunos ejemplos.

El Dragón diminuto (Agsthyagama beddomii), presente en diferentes mares y océanos del mundo; Dragón azul (Glaucus atlanticus), que vive en aguas templadas y tropicales; Milpiés dragón rosado (Desmosytes purpursea), de Tailandia; los llamados dragones voladores (lagartos del sudeste asiático y la India) y el Dragón Komodo (Varanus komodoensis), de la Indonesia central.

Todas estas especies y muchas más serían los descendientes generacionales de los dragones mitológicos aludidos en este escrito. El mito de los dragones como tal se cree que fue construido por el imaginario de los antepasados y lamento no tener disponible el autor de esta frase de que “en el origen de todos los mitos hay algo de realidad”, lo que se puede constatar con las características de las especies existentes antes mencionadas.

Ahora, aproximemos el concepto a la lengua y el lenguaje. Toda palabra, ya sea expresada de manera oral o escrita, es capaz de emitir o proyectar energía: ondas acústicas, magnéticas o de otra naturaleza. Estas ondas se producen como consecuencia de las vibraciones u oscilaciones de la materia, según cuenta la Teoría de ondas.

La palabra es una energía creadora que, según el pensamiento védico, está entrelazada con la estructura del universo. No creo que exista el concepto de palabra muerta, ya sea oral ni escrita. Todo se resume a cierto tipo de energía.

Tanto la lengua como el lenguaje se producen con energía interna, en su formación, emiten cierto tipo de fuego, como el dragón. En los artistas es un fuego creador que alcanza la llama de la conciencia personal y universal, dicho de manera simbólica.

Los científicos en plena acción del pensamiento “sudan razones” y se expresa de alguna manera en sus cuerpos físicos. Producen energía calorífica. Si el pensamiento viene de la fuente intuitiva, el esfuerzo para la emisión de energía es menor para el cuerpo físico. La razón es que, si viene de la supraconciencia, ya el pensamiento está estructurado o semiestructurado y el cerebro necesita poca o ninguna energía para crearlo.

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Se cree que los dragones son los antepasados de los dinosaurios. Mito o realidad, su entronización en las culturas de humanos ha sido un fenómeno ancestral, como se ha dicho antes. Lo mismo pasa con los lenguajes y las lenguas que permitieron la supervivencia del Homo sapiens y otras especies de homínidos en la Tierra.

También, su carácter es ancestral; se pierde con el tiempo, al menos en el caso de la lengua oral. Esto es así porque el hombre, al crear la escritura, divide en dos las épocas, en prehistoria, antes de la escritura, e historia, después. No es difícil encontrar similitudes entre especies de animales, míticas y reales de la prehistoria e historia, en la arquitectura de las lenguas y lenguajes, según las regiones, épocas y civilizaciones.

Similitudes del dragón con la lengua y el lenguaje

La lengua oral se transmite por medio de ondas sonoras. Si vemos la gráfica que representa la proyección de las ondas sonoras, su forma sinuosa es muy parecida a la del movimiento del cuerpo de un dragón o una serpiente. Entonces, en la lengua y el lenguaje oral está la sinuosidad en el desplazamiento espacial.

¡Qué bien! Se parece a los dragones en vuelo. Las ondas sonoras suelen caracterizarse por su intensidad, lo mismo que el dragón —en su tránsito — suelen ser sosegados o iracundos, lo que supone movimientos rápidos y lentos.

En las lenguas, la intensidad o no de la pronunciación influye en los estados psicológicos o emocionales del emisor como del receptor, volviéndolos pasivos o excitados. El fuego que bota el dragón por la boca tiene varias connotaciones simbólicas al hacer una analogía con la lengua y el lenguaje.

Por ejemplo, el fuego en los dragones es una fuerte descarga de energía, lo mismo que las palabras en una actividad neuroelectroquímica por parte, tanto del emisor como del receptor. Entra en actividad la energía de la psique, que se manifiesta por medio de la imagen.

Eso determina el surgimiento de seres y objetos; de la imagen de la cosa, como dicen los filósofos. Aquí debe expresarse el paso luminoso a lo conceptual. Como se ve, la palabra luminosa aparece como indicador de “luz”, que es una forma de energía.

Ante la presencia de símbolos desconocidos, como son los casos de los grafemas, que representan los sonidos (fonemas), de lenguas desconocidas, el cerebro no los procesa sin que tenga un “referente” integrado para procesarlo. Ese “referente”, tanto intelectual, emocional, sensible…, puede que el individuo lo tenga “integrado” en conformación mental por una consecuencia transgeneracional.

De alguna manera arrastra en el cerebro, como heredad, de sus antepasados cercanos y lejanos, símbolos, imágenes, sonidos, vibraciones…, que formaron parte de sus experiencias.  Algunas creaciones míticas tienen sus orígenes en posibles experiencias humanas, de tipo real o imaginaria. El individuo es capaz de manipular informaciones y crea representaciones que pueden ser percibidas por los sentidos.

Los dragones pueden manipular el agua, el fuego, el viento, el hielo. Son metamórficos y son capaces de exhalar nubes. La lengua es un excelente instrumento de manipulación, de conducir por los vericuetos caminos de la verdad, la realidad, la razón lógica y lo ilógico. La capacidad de ser cambiante, generativa, estructural, mutante y desintegradora es el resultado de su condición metamórfica.

Por eso no resulta extraño que Gustav C. Jung al referirse al fenómeno de la “transformación” que produce el símbolo, en su texto Sobre la energética del alma y otros tratados de psicología (Über die Energetik der Seele und andere Psychologische Abhandlungen, 1928) cuando dijo que “La máquina psicológica, que transforma la energía, es el símbolo”.

El acto comunicativo se puede comportar como la frialdad del hielo, como la llama crepitante y desbastadora del fuego. El lenguaje como capacidad humana, la lengua como sistema de símbolos, provocan actos creativos, actos de luz, como fue la acción primera del verbo en el cristianismo. “Sea la luz”.

Pero, ¿qué decir de la capacidad voladora del dragón? Lo mismo pasa con la lengua y el lenguaje. Son alas de un mismo pájaro. Y los que vuelan más con las palabras son los poetas, los creadores literarios; lo hacen en los cielos abiertos de la imaginación.

Utilizan el intelecto, la fuente creadora de la supraconciencia y el carro de la intuición para abrirse paso por calles y avenidas cargadas de energía, vital, creadora y para algunos, divina. Vienen imágenes, seres, objetos de esa energía psíquica de “las honduras hirvientes del inconsciente”, como se ha explicado, y se puede hacer como arquetipo a la manera de Carl G. Jung.

¿Cómo se explicaría la transformación de la energía en símbolo por medio de la “máquina psicológica”? Ese paso sería motivo para las más intensas conceptualizaciones teóricas y prácticas, desde el absurdo hasta lo demostrable.

Ya hemos visto la luciérnaga y el dragón como habitantes, tanto en el lenguaje como en la lengua. Así vendrían a ser expuestas otras analogías. El autor es escritor y educador@VLopezAzuan.

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Bibliografía consultada

Cirlot, J.-E. (1992). Diccionario de simbolismos. España: EDITORIAL LABOR, S.A.

Jung, Gustav C. (1928). Sobre la energética del alma y otros tratados de psicología (Über die Energetik der Seele und andere Psychologische Abhandlungen) de Editorial‏: Rascher & Cie. A.-G., Verlag; First Edition. ASIN ‏: ‎B000NWDEMG

Pablos, E. (2023). El mundo de los dragones: orígenes, creencias y simbologías. Revista Cultural. Recuperado el 5 de diciembre de 2024. https://amberesrevista.com/el-mundo-de-los-dragones/

Puig-Samper, M. (2023) Los cronistas de Indias y las maravillas naturales de la Española. España y República Dominicana: una historia compartida. Embajada de España en República Dominicana (Varios autores). Editora Corripio, Santo Domingo, República Dominicana (p. 81).

Xiao Faria daCunha. (S/F) El Significado del Símbolo/Carácter del Dragón en la Cultura China. (Recuperado el 5 de diciembre 2024). El Significado del Símbolo/Carácter del Dragón en la Cultura China.

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