¡En la tierra paz!
Por Guillermo Caram
La Navidad es fiesta de recordación del nacimiento de Jesús. Durante su nacimiento, había pastores vigilando rebaños. La noche se rodeó de resplandor. Sintieron temor. Mensajeros les tranquilizaron anunciándole que el resplandor era por gozo. Escucharon voces alabando al Creador y clamando “en la tierra paz”.
Desde entonces ha pasado a ser y sigue siendo prédica, intenciones, consigna y aspiraciones expresadas en oraciones y discursos; cuando debió constituir propósito, objetivo y meta de acciones sociales y gubernamentales.
A más de dos siglos, no hay paz en la tierra.
La misma región donde nació Jesús hoy es desgarrada por confrontaciones bélicas alimentada por industria armamentista de un occidente vanagloriado de encarnar civilización cristiana contra filosofías y religiones emanadas del mundo oriental.
Guerra en Gaza con vocación de extenderse.
Guerra ucraniana encaminándose a segunda Navidad. En Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria viven guerras. Conflictos territoriales constituyen focos bélicos precursores de guerra.
Muchos procurando dominio territorial para asociarlo al tráfico de ilegalidades: sustancias, dinero, armas y personas; abonando la degradación moral de la humanidad.
Esa paz está asociada a justicia. “Justicia y paz se besan”, recitó el salmista en verso 85:10. Otros relatos bíblicos así lo asociaron en narraciones sobre nacimiento de Jesús.
Más de veinte países, Haití entre ellos, no satisfacen mínimamente condiciones de vida justas, establecidas en estándares mundiales medidos por el Índice de unas NNUU limitada para imponerlos.
Estas injusticias ofrecen atractivo a migración internacional. Organizada, es aprovechada por intereses políticos. El expresidente argelino Houari Bumedien proclamó, en discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas de 1974, que “será el vientre de nuestras mujeres lo que nos proporcione la victoria” en alusión a la yihad islámica contra Europa.
Migración convertida en arma de lucha sin que occidente se percate de ello. Es impulsada por degradación ambiental originada en explotaciones irracionales de recursos naturales.
Guerras internacionales se impulsan por razones económicas, como con el petróleo en Siria, Irak, Iran, Libia. ¡Celebremos navidad orando porque esa paz en la tierra llegue a realizarse! El autor es ingeniero y exgobernador del Banco Central. [email protected]