2 de julio de 2024

El peligro de los tiempos

Escritor Virgilio López Azuán

Por Virgilio López Azuán

Elizabeth Clare Prophet, con la colaboración de Patricia R. Spadaro y Murray L. Steinman, en el libro Profecías de Saint Germain para el nuevo milenio (1999), desarrolla un estudio bien ponderado de las dramáticas profecías de Michel de Nôtre-Dame (Nostradamus) (1503-1566), Edgar Cayce (1877-1945) y la Madre María. Del texto rescatamos a Nostradamus, considerado por algunos, como vidente y profeta.

Lee McCann, en una de sus obras, lo denominó como “el hombre que vio a través del tiempo”. Nostradamus mencionaba muchas veces su preocupación por “el peligro de los tiempos”. Esa frase motiva el contenido de este texto, de quien dejó un legado de pensamientos futuristas, considerados como profecías disfrazadas, escritas en cuartetos crípticos agrupados en Centurias con un pasmoso orden cronológico.

Sin necesidad de exagerar, muchas interpretaciones a las cuartetas atribuidas a Nostradamus parecieran coincidir con sucesos acaecidos cientos de años después de su escritura. No es la intención en este texto analizar estos escritos, realizar contrastaciones, ni darles valor de verdad. 

No obstante, esas visiones, intuiciones, y hasta delirio —como entienden algunos— han puesto a pensar a muchos eruditos en cientos de años. Tampoco, inferiremos sobre supuestas atribuciones divinas, místicas, dominio de la clarividencia, la clariaudiencia; ni la riqueza de su estilo y lenguaje literarios.

Deseamos rescatar la inquietud de Nostradamus de “el peligro de los tiempos” —el presagio de un mundo con una serie de sucesos que afectarían a la humanidad y al planeta en sentido general—, para formular las siguientes preguntas. ¿Cuáles son los peligros de este tiempo? ¿Cómo se pueden evitar? ¿Cuál es el nivel de certeza de una profecía?

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La primera pregunta

Responder la primera interrogante sería un ejercicio que desbordaría el texto; por suerte, y asumiendo a Jacques Derrida (1930-2004), con su frase, “No hay nada fuera del texto”, no vislumbramos respuesta a esa pregunta de forma fáctica. Pero apoyados en su noción del lenguaje, podríamos hacer unas filigranas, encontrar algunas señales, a partir de la evolución del pensamiento en diferentes áreas y dimensiones —citando hechos, sujetos y objetos— permitiendo, al menos, hacer referencias de los “peligros de este tiempo”.

Astrólogos y cosmólogos hacen lectura de los “escritos en el cielo”, posiciones de los planetas, astros o cuerpos celestes. Predicen hechos que impactan al planeta y los individuos humanos. Es más, hasta las fechas, cuando sucederán esos eventos, son fijadas con cierta precisión. Y esto no sucede solo en tiempos modernos o contemporáneos, sino desde la más remota sabiduría. Tanto así que profetas antiguos influyen todavía en estructuras de pensamientos y sentimientos individuales y colectivos.

El relato cristiano es uno de los más influyentes en occidente y otras partes del mundo sobre los peligros que corre la humanidad y la naturaleza. Advierte del mal que puede sucederle al “hombre”, a las almas y al espíritu de no ceñirse al canon que postula.

El peligro empezó en el mismo principio desde el “consejo” de la serpiente a Adán y a Eva de no comer del árbol del bien y del mal. El peligro sigue su andanza. Caín mata a su hermano Abel y consuma el hecho de la desobediencia a Dios. Se produce entonces el primer acto de destierro en la Biblia: la expulsión de Caín del jardín edénico.

En todos los relatos y metarrelatos antiguos, modernos y contemporáneos, las descripciones de los peligros en el tiempo han sido hilos conductores de los textos en cuestión. Pero no solo eso, no podremos olvidar los relatos provenientes desde los puntos prístinos de las creencias e imaginaciones del individuo humano como habitante de la Tierra.

Aquellos mitos de importantes culturas ancestrales, que florecieron antes y un poco después de iniciada la Era cristiana. Aquellas luchas de dioses y semidioses, de ideales monoteístas, vienen desapareciendo y transformándose a través del tiempo.

Todo ese mundo cosmogónico de representaciones de la realidad por medio de analogías, de reflexiones ontológicas, axiológicas, filosóficas y religiosas —dentro de sus propias dispersiones—, asumen amorfismos para los instrumentos del pensamiento humano, principalmente, los conceptos de identidad , libertad y el progreso a escala personal o grupal con sentido de individuación.

Es la metáfora de un electrón perdido en la incertidumbre de la “materia oscura” del Universo. En el peligro de los tiempos, “La postmodernidad (de la cual hablamos) se encuentra entonces referida al reinado absoluto de la ciencia y la razón, a la incredulidad en torno a los metarrelatos ideológicos de legitimación del progreso…” (Los paréntesis son del autor de este texto). (Bravo, Olga, Marín González Freddy. 2012).

El peligro en cada tiempo y el capitalismo reciclado

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El peligro en el tiempo siempre ha evolucionado, se ha democratizado asumiendo complejas alternativas emergentes para enfrentarlo. En esa lucha se han lo grado controlar actos que han puesto en riesgo la existencia de humanos y otras especies en el planeta Tierra.

Si bien sucede lo anterior, en ningún estadio de la humanidad ha habido tanto peligro de una conflagración de carácter global como ahora. Con solo accionar ciertos botones o dispositivos nucleares o de otra naturaleza no me daría tiempo —a mí que estoy en una isla del Caribe— a terminar estas líneas, ni a usted que está en Asia a terminarse su plato favorito de sushi.

Hay peligros en este tiempo por los efectos del calentamiento global y por el avance y derrotero de ciertos desarrollos de ciencias y tecnologías. También, debe decirse que ese avance ha contenido las pasiones de poder a gran escala[1], ya sea por miedo, respeto entre las partes, o quizá el mismo instinto de conservación de la naturaleza humana que lo evita.

El sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman (1925-2017) en su pensamiento denominado la modernidad líquida, para definir los tiempos actuales, plantea ese proceso de individualización, la liberación de las ataduras colectivas del ser humano, pero que al mismo tiempo proporciona inseguridades, riesgos y soledades. Lo de modernidad líquida es una metáfora social.

El sociólogo explica que en ese proceso el individuo asume más responsabilidad sobre sí mismo. Esta idea puede evolucionar, porque hasta en eso el individuo mal llamado posmoderno está abriendo sus umbrales de irresponsabilidad personal, derogando éticas, dando paso a rangos de incredulidades y un neonihilismo en su comportamiento.

Entonces, la modernidad de Bauman, no será líquida, sino gaseosa, porque la aceleración de todos los procesos hace que la metáfora genere más poder y rapidez de penetrabilidad —como si fuera un gas— en las estructuras psíquicas individuales y en los pensamientos colectivos. Esto permite nuevos modelos de conductas, hábitos y acciones.

Asistimos al triunfo de la materia no desde el ideal positivista, sino de la pertenencia. El dinero en todas sus denominaciones, incluyendo las criptomonedas, perderá su valor utilitario, para dar paso a otro tipo de posesión y canje. El comercio actual del dinero no estimulará la posesión y acumulación del mismo. Todas esas formas de riquezas pueden desaparecer y cambiadas por otras.

Como nunca, la dispersión de las utopías y en algunos casos su aniquilamiento, han dado pie al derrumbe de los grandes relatos de la historia. Ya no solo es la proclamación del fin de la historia, de ciertos lenguajes, de la fe, sino del dinero. El “capitalismo reciclado”, en su expansión, en su entropía, podría estar dando sus últimos suspiros.

Aunque todavía existen prácticas y modelos económicos tradicionales, dentro de la complejidad de los mercados, el “modernismo gaseoso”, cimentado en la tecnología y las falsas guerras acelerarán cambios a escala planetaria.

Las dispersiones tienden al retorno, al reagrupamiento; y luego, al estallido, como ley de la naturaleza. Las diferencias entre los individuos humanos podrían estar ensanchándose de forma irregular. Se pueden salir del control de los poderes que mantienen cierto “equilibrio en el planeta”, que han confinado los problemas de humanos a zonas específicas.

Existe en el modelo de gobernanza actual la base ideológica de la provisión de migajas a las grandes masas humanas, hambreadas y subsumidas para regular estallidos. En las condiciones actuales de la humanidad sería muy peligroso continuar con esa práctica.

Los estados de guerras que vinculan a varios países, directos e indirectamente, por intereses energéticos, territoriales, migratorios, religiosos, económicos, y políticos; ponen en peligro el statu quo global. Cualquier desliz sitúa a la humanidad en los marcos de conflictos de indecibles consecuencias.

La guerra entre Rusia y Ucrania, con más de dos años de duración, miles de muertos y cientos de miles de desplazados, es un caso.  Otro, es el ataque de la organización Hamás contra Israel, según los reportes, donde murieron más de 1200 personas y capturaron unos 250 rehenes.

Este hecho dio paso a la contraofensiva en Gaza, donde han muerto más de 37,500 palestinos, en su mayoría civiles. La actual situación de extender esa guerra a otros territorios y focos de Hamás, los cuales tienen el apoyo de fuerzas de otros países comprometidos, aumentaría el conflicto. Esto es un indicativo presente de los peligros en este tiempo.

La modernidad gaseosa

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Según algunos entendidos, el descubrimiento de América es un punto donde puede fijarse el inicio de la globalización (González, A. s/f) o del periodo moderno, aunque esta tesis deja fuera todas aquellas emigraciones y conquistas anteriores de imperios y reinados. Antes el peligro no se presentaría a escala global, porque no se conocía todo el planeta. Ahora todo es diferente. Los conflictos explotarían y, en cuestión de minutos, la amenaza y el peligro, serían globales.

Un bien natural, afectado en múltiples magnitudes, es el ambiente. La naturaleza está pagando muy caro todas las pasiones de la “modernidad gaseosa” del “capitalismo reciclado”.  No hay que ser Nostradamus u otros profetas, antiguos o modernos, —sin la irreverente pretensión de desconocerlos o semejarlos— para plantear varios escenarios posibles de la supervivencia en el planeta y eso está en el tapete en los grandes cónclaves del pensamiento futurista.

Por medio del uso de la inteligencia artificial existente en la actualidad, la cual es mínima y ridícula, se pueden plantear escenarios posibles ante tales contingencias o emergencias sociales, políticas, económicas, geopolíticas, tecnológicas… Todo esto ayuda a la toma de decisiones previas y a proyectar otras, por medio de los espacios alternativos que pueden presentarse. Es una especie de guerra a las profecías, a los mediadores divinos o a divinas inspiraciones.

Las guerras actuales entre naciones o ejércitos no son en los campos de batalla, como las escenificadas por Alejandro el Grande o el drama metaficticio descrito por William Shakespeare en la Tragedia de Rey Ricardo III, cuando el monarca, en la batalla de Bosworth gritó: “¡Un caballo!, ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!”, frase que también inspiró un poema escrito por George Herbert en 1651[2], en plena alusión al enfrentamiento cuerpo a cuerpo de los soldados en las batallas.

Ahora las guerras son de otra manera, ya son máquinas infernales, drones, inteligencias guiadas, que no ponen en riesgo a un solo soldado de Gobiernos hegemónicos, para destruir en cuestión de horas a ciudades enteras y provocar la muerte a centenares de miles de personas. Pero todo esto evolucionará. No hay que ser profético.

Cuando las guerras, como las de hoy, dejen de ser un negocio lucrativo, se inventarán falsas batallas, quizá dispararán con misiles interestelares para impactar en la superficie de Marte, donde no hay nada, solo cráteres (así se justificarían gastos armamentistas).

Se inventarán utopías para saciar las ansias de poder y dominio de unos sobre otros. ¡Pueden ver, ya estoy “profetizando”! Esta última palabra le pongo comillas porque existen abundantes teorías que definen a un profeta, y por supuesto, nunca podré encajar en ninguna de ellas y sería aterrador tener la certeza de los posibles tiempos difíciles que le pueden esperar a la vida en la Tierra, más de los sucedidos hasta ahora.

No es una utopía comprar un terrenito para vivir en Marte o en la Luna, implantar las condiciones para la perpetuidad de la especie en esos lugares descritos como inhóspitos. Los proyectos, aunque en principio, hilarantes —al final de las muecas, posibles— no dejan de ser ensanchamientos de la imaginación y no descartables.

La población en el planeta y su discurrir

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En el año 1 de nuestra Era, la población mundial se estimaba en 250 millones de habitantes. Ya en el 1970 se alcanzó la suma de cuatro mil millones y, según la Organización de Naciones Unidas —ONU—, a mediados de noviembre del 2022, llegó a los ocho mil millones de habitantes, tres veces mayor que a mediados del siglo XX.

Los demógrafos proyectan que para el 2100 se alcanzará la suma de 10,400 millones habitantes. Para el año 2200 llegará a 11,600 millones. Cien, doscientos, trescientos, mil años para la historia de la Tierra, ni siquiera es un pálpito en el tiempo, en su vasta posibilidad de lo concebido como eterno. Si la actual especie humana sigue poblando el planeta Tierra, ¿cuántos seremos en total para el año 3000 y cómo sería esa humanidad?

Las herramientas tecnológicas de cálculos aportan certezas y vaticinios. Por ejemplo, según un cálculo matemático o simplemente con la búsqueda en el calendario de mi celular, ya sé que mi cumpleaños del 7 agosto del año 3000 será día jueves.

Así de sencillo. Y como escenario, posiblemente tengamos robots estableciendo conversaciones con lenguas y lenguajes propios, estableciendo familias y transitando libremente por las calles. (Según Forbes, Colombia, ya la industria del sex tech logró grandes avances con el lanzamiento de los primeros robots sexuales al mercado). Tampoco nadie puede dudar que serían otras formas de humanos o especies que habiten en el planeta.

Sociólogos, economistas y filósofos contemporáneos, asumen en sus reflexiones que siempre la humanidad tendrá respuestas y emergencias a sus necesidades. Así lo harían para el año 3000 de nuestra Era, antes de llegar a ese año y en su momento, por las contingencias, causales, casuales que se presenten.

Como se aprecia, esta aseveración es muy optimista, como debe ser. Por eso, los procesos de individualización, la evolución de los sojuzgamientos de humanos, el avance de las técnicas de dominación tecnológicas, los cataclismos naturales, pueden hablar otra verdad y hay que crear nuevas éticas como emergencias.

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Se ha catalogado al pensamiento y las emociones de humano como actividades electromagnéticas. Todavía queda mucho por estudiar, principalmente la distribución de la carga eléctrica y la producción magnética propias de los pensamientos, emociones y sentimientos.

¿Cómo se comporta esta energía en tal o cual proporción para cada tipo de actividad? Se acaricia en el mundo científico el potencial del desarrollo sensitivo de los robots con ingenierías inteligentes. A muchos les aterra, y a otros tantos, les apasiona. ¿Imaginemos qué sería para la humanidad cuando las inteligencias artificiales pisen los umbrales de las emociones y sensibilidades como los humanos, con autonomía e individuación? Es solo una pregunta, no más. Por suerte, no solo a mí se me ocurre preguntar.

Responder a las otras interrogantes planteadas en este texto: ¿Cómo se pueden evitar los peligros de los tiempos? ¿Cuál es el nivel de certeza de una profecía?, generarían sendos artículos que podrían ser desarrollados. Esperemos, ni siquiera los he pensado. El autor es escritor y educador@VLopezAzuan.

Textos consultados

  1. Bauman, Zigmung. (2015) La modernidad líquida (primera edición electrónica) Fondo de Cultura Económica, México.
  2. Bravo, Olga, Marín González Freddy. (2012) El desarrollo como metarrelato de la modernidad. Revista Venezolana de Gerencia [en línea]. 2012, 17(57), 149-160[fecha de Consulta 25 de Junio de 2024]. ISSN: 1315-9984. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=29021992009
  1. Derrida, Jacques (1986) De la Gramatología. Traducción de Oscar del Barco y Conrado Ceretti. Revisión de Ricardo Potschart. cuarta edición en español, 1986 © siglo xxi editores, s.a. de c.v. México. Rescatado el 24 de junio 2024. Formato PDF. Link: https://eltalondeaquiles.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/2017/05/derrida-jacques-de-la-gramatologia-compressed.pdf.
  2. Forbes Staff (2021) ¿Por qué el futuro del sexo tiene cara de robot? junio 6, 2021 @ 8:06:00 am. Recuperado el 23 de junio de 2024. https://forbes.co/2021/06/06/editors-picks/por-que-el-futuro-del-sexo-tiene-cara-de-robot
  3. González, A. (s/f ) La globalización en la historia. Revista Empresa y Humanismo Vol. V No. 1/02, pp. 95-117. Recuperado el 20 de julio del 2024. https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/5142/4/La%20globalizaci%C3%B3n%20en%20la%20historia.pdf
  4. Loriga, Sabina, (2020) El contexto sin borde según Jacques Derrida. ESTUDIOS SOCIALES 58 [ISSN 0327-4934 / ISSNe 2250-6950] [enero-junio 2020] Pág.123.
  5. Mármol, J, (2020) Identidad en la modernidad líquida globalizada (Una lectura a Zygmunt Bauman) Visor Libros. Madrid.
  1. Nostradamus Michael (1555) Centurias Las profecías de Nostradamus. Versión digital. Editado por: Fundación El Libro Total Proyecto de responsabilidad social e intelectual de la firma Sistemas y Computadores S.A. Recuperado: 18 de junio de 2024. https://www.ellibrototal.com/ltotal/?t=1&d=6494
  2. Organización de Naciones Unidas –ONU- (2023) Población. Recuperado el 24 de junio de 2024. https://www.un.org/es/global-issues/population#:~:text=El%2015%20de%20noviembre%20de,a%208000%20millones%20de%20habitantes.
  3. Prophet, Elizabeth C., (1999) Profecías Saint Germaín para el nuevo milenio. México.
  4. Richard J. Davidson con Sharon Begley (2012) El perfil emocional de tu cerebro. Ediciones Destino, S. A., Barcelona, España.
  5. Shakespeare, William. (1951) La tragedia del Rey Ricardo lll. Madrid, Aguilar ediciones, 1951 Traducción y notas LUIS ASTRANA MARÍN (primera versión íntegra del inglés, a partir de la edición de Baudry’s European Library, París, 1843 (Obras completas). Rescatada el 25 de junio 2024. https://uacmwillshakespeare.wordpress.com/wp-content/uploads/2011/02/la-tragedia-de-ricardo-iii.pdf.

[1] Paráfrasis a las ideas de Yuval Noah Harari.

[2] Citado por Frank Rojas en su libro Tocando la puerta de su presencia. Recuperado el 24 de junio 2024. Tocando la puerta de su Presencia – Frank Rojas – Google Libros.

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